Un tablero curvo y cuatro delgados soportes es todo cuanto se precisa para la construcción de esta sencilla pieza, a la vez silla y taburete, de inspiración japonesa. Su pequeño respaldo, ideado para ser desmontado, permitirá variar su aspecto, y por tanto su naturaleza, según se destine a ocupar espacios de espera, reunión o recreo. Pensada para ser repetida, el bisel y la curvatura de su asiento permiten formar una onda al disponerlas en continuidad, encontrando una variación inesperada que se mantiene sin embargo en silencio mientras la pieza se dispone en solitario.